lunes, septiembre 11, 2006

Forestación en Uruguay, más sombras que luces


En Uruguay, a pesar que los gobiernos locales - Intendencias Municipales- poseen cierto grado de autonomía, la tan mentada descentralización que la Constitución de 1996 pretendió profundizar, en los hechos disminuyó, coartando la posibilidad de un mayor desarrollo generado desde los municipios. A eso debe sumarse la competencia exclusiva que tiene el Estado en temas esenciales, en todo el territorio, como son la salud, seguridad, educación, seguridad social, servicios eléctricos, agua potable. etc., manifestándose en forma disminuida en amplias zonas del país, fundamentalmente en las regiones más pobres, como lo son el centro y noreste , y en general con ineficiencia y negligencia en los controles e inspecciónes de actividades tan sensibles como lo son aquellas que son potencialmente peligrosas para el medio ambiente, cumplimiento de la legislación laboral, etc.
Los monocultivos forestales son un ejemplo de enclaves exportadores donde se manifiesta claramente la negligencia del Estado en el cumplimiento de sus funciones. ¿Será negligencia?
El negocio de la forestación no es el resultado de una necesidad expresada a nivel local, ni apuntan a favorecer a las poblaciones locales
Existen más de setecientas mil hectáreas forestadas, en su mayoría en manos de grandes empresas transnacionales, como la estadounidense Weyerhaeuser (Colonvade) que posee unas 130.000 hectáreas, la angloholandesa y finlandesa Shell/Kymmene (La Forestal Oriental) más de 50.000 , la finlandesa Botnia tiene 57.000 y la española ENCE (Eufores) 50.000, entre otras. La empresa sueco-finlandesa Stora Enso, la mayor productora de papel y cartones del mundo, prevé comprar 100.000 hectáreas en Uruguay.
A su vez, el Banco Mundial ha impulsado estos proyectos forestales porque, además de sus objetivos económicos, incluyen objetivos ambientales -definidos desde los países industrializados- para compensar los desequilibrios naturales provocados por su estilo de desarrollo, obteniendo además materia prima barata .En materia de medio ambiente, hay que señalar que estas grandes explotaciónes han secado cursos de agua debido al alto consumo de la misma que tienen los árboles , perjudicando además a productores agropecuarios vecinos que se han quedado sin las aguadas en sus establecimientos ,a lo que se agrega la utilización de productos químicos altamente nocivos y tóxicos, como hervicidas, pesticidas, etc.No menos importante es la expulsión de gente del campo hacia las ciudades. Desde el plan de promoción forestal lanzado en 1988, al amparo de ley forestal del año anterior, que incluía subsidios directos, exoneraciones impositivas, créditos blandos e inversiones en infraestructura, el Estado aportó a esa producción un monto cercano a unos quinientos millones de dólares, mientras que la sociedad uruguaya no ha percibido los retornos esperados. La generación de empleos no fue la esperada, siendo esta actividad la que genera menos puestos de trabajo por hectárea. A esto hay que agregarle las condiciones de semi-esclavitud en que viven\nlos trabajadores,existencia de trabajo infantil, pésimas remuneraciones, paupérrimas condiciones de vivienda, sanidad, inseguridad laboral. Estos enclaves transnacionales, cuya producción está orientada a la exportanción, tanto de madera o en un futuro celulosa, han generado conflictos en diversas comunidades del País por los problemas señalados anteriormente. A modo de ejemplo mencionamos la manifestación y entrega de una carta, en febrero de este año al Presidente de la República, por parte de productores rurales de los parajes de "Sierra de Los Rocha", Las Espinas, Los Cerillos, Piedra Blanca, del departamento de Rocha, con la consigna "Paremos los eucaliptos"" y reclamando por "los perjuicios que ha causado la forestación en este departamento, hecho que está amenazando la explotación agrícola-ganadera existente, así como el presente y futuro del turismo en sus múltiples variables. Mientras tanto, el Estado sigue indiferente a toda esta problemática, y continúa apoyando de diferentes formas a grandes empresas extranjeras, pensando que en ellas radica el futuro del país, olvidándose de miles y miles de pequeños y medianos productores agropecuarios que todavía viven en nuestro campo."
En materia de medio ambiente, hay que señalar que estas grandes explotaciónes han secado cursos de agua debido al alto consumo de la misma que tienen los árboles , perjudicando además a productores agropecuarios vecinos que se han quedado sin las aguadas en sus establecimientos , a lo que se agrega la utilización de productos químicos altamente nocivos y tóxicos, como hervicidas, pesticidas, etc. No menos importante es la expulsión de gente del campo hacia las ciudades, ocasionando el despoblamiento de nuestra campaña y la creciente marginalización urbana. En ese sentido, Uruguay viene pagando un alto costo social desde hace muchos años, sin que aparezcan verdaderas políticas de repoblamiento de nuestro campo.
Desde el plan de promoción forestal lanzado en 1988, al amparo de ley forestal del año anterior, que incluía subsidios directos, exoneraciones impositivas, créditos blandos e inversiones en infraestructura, el Estado aportó a esa producción un monto cercano a unos quinientos millones de dólares, mientras que la sociedad uruguaya no ha percibido los retornos esperados.
La generación de empleos no fue la esperada, siendo esta actividad la que genera menos puestos de trabajo por hectárea.
A esto hay que agregarle las condiciones de semi-esclavitud en que viven los trabajadores, existencia de trabajo infantil, pésimas remuneraciones, paupérrimas condiciones de vivienda, sanidad, y seguridad laboral.
Estos enclaves transnacionales, cuya producción está orientada a la exportanción, tanto de madera o en un futuro celulosa, han generado conflictos en diversas comunidades del País por los problemas señalados anteriormente. A modo de ejemplo mencionamos la manifestación y entrega de una carta, en febrero de este año 2006, al Presidente de la República, por parte de productores rurales de los parajes de "Sierra de Los Rocha", "Las Espinas", "Los Cerillos" y "Piedra Blanca", del departamento de Rocha, con la consigna "Paremos los eucaliptos" y reclamando por "los perjuicios que ha causado la forestación en este departamento, hecho que está amenazando la explotación agrícola-ganadera existente, así como el presente y futuro del turismo en sus múltiples variables".
Mientras tanto, el Estado sigue indiferente a toda esta problemática, y continúa apoyando de diferentes formas a grandes empresas extranjeras, pensando que en ellas radica el futuro del país, olvidándose de miles y miles de pequeños y medianos productores agropecuarios que todavía viven en nuestro campo. Y lo que es peor, el gobierno acaba de enviar al Parlamento un proyecto de ley que le otorga mayores beneficios a las empresas forestales que no pagarán impuestos por las actividades que tengan relación con las rentas derivadas de su explotación maderera en campos propios o ajenos.
Y lo que es peor, el gobierno ha enviado al Parlamento un proyecto de ley que le otorga mayores beneficios a las empresas forestales que no pagarán impuestos por las actividades que tengan relación con las rentas derivadas de su explotación maderera en campos propios o ajenos.
Mientras tanto, nuestro Uruguay profundo, sigue esperando....